Todos tenemos nuestras pequeñas obsesiones que para muchos de nosotros, acaban incluso por ser rituales de escasa importancia, pero cuando la conducta obsesiva alcanza un punto en que la angustia y la ansiedad que provocan dominan la vida cotidiana de una persona, es necesario a recurrir la ayuda de un especialista.
Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos indeseados que hacen presentes en la mente una y otra vez. No encajan en las ideas habituales de la persona correspondiente y, como es difícil luchar contra los pensamientos, son causa de una considerable angustia. Por ejemplo, una madre puede sentirse obsesionada por el pensamiento de que puede matar a su bebé, ella sabe que no quiere hacerle daño y que incluso le protegería contra cualquier amenaza, pero el pensamiento reaparece constantemente para atormentarla.
Una obsesión es diferente de una mera preocupación. Las preocupaciones se acomodan por lo general a las ideas y actitudes generales de la persona en cuestión y habitualmente no son rechazadas.
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