Los estudios efectuados en la Gran Bretaña y en los Estados Unidos revelan que son varias las razones que inducen a las personas a no tener hijos. Pocas son las que pueden atribuir su decisión a un solo factor, como el estado de la decadencia de la sociedad, o la incertidumbre respecto del futuro. Lo que resulta claro, sin embargo, es que en la mayoría de los casos la decisión tiene poco que ver una falta de inclinación hacia los niños.
En ambos países, una gran proporción de quienes no tienen hijos trabajan con niños en calidad de profesores, enfermeras y asistentes sociales. La razón más frecuentemente mencionada para permanecer sin hijos es la relación entre los dos miembros de la pareja. Si son honestos, los padres tienen que reconocer que la presencia de los hijos modifica su relación; si es para bien o para mal, depende de como reaccionan ambos, acomodándose a este cambio en su estilo de vida. Claramente, algunos adultos son más felices viviendo solamente con otra persona adulta.
A menudo, otra de las razones expresadas es la de "Libertad". Libertad no necesariamente respecto del otro miembro de la pareja ( un estudio europeo ha revelado que las personas sin hijos son, probablemente, menos infieles que las que los tienen), sino libertad para hacer cosas espontánea y conjuntamente. A muchas parejas les preocupan las dificultades y responsabilidades de la paternidad y se dicen que mejor que realizar defectuosamente esa tarea más vale no acometerla. Algunas se mostraron consciente de que la educación adecuada de un hijo entraña sacrificar otras cosas importantes, no simplemente caprichos y aficiones, sino también perspectivas profesionales, o tiempo para conversar, o para actividades realizadas conjuntamente con sus parejas.
La mayoría de las personas estiman que quien más padecería con tales sacrificios seria el hijo. Desde luego, el estar constantemente diciendo "Con los sacrificios que yo hecho por Ti", difícilmente será un buen cimiento para una niñez feliz o para un estado equilibrado de adulto.
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