Tras haber adoptado conjuntamente la decisión de no tener hijos, estas parejas se ven frecuentemente sometidas a presiones tremendas, aunque sutiles, por parte de las personas de su misma edad y de los parientes. A menudo las presiones comienzan al principio imperceptibles tan pronto como una muchacha concluye la educación y empieza a esperarse de ella que se case y que tenga hijos. En tanto siga esa trayectoria, las presiones que se ejercerán sobre ella no serán tan obvias. Pero se acentuarán si deja pasar cierto tiempo entre el final de sus estudios y el matrimonio o entre el matrimonio y el embarazo.
Los solteros descubren de repente que la mayoría de sus amistades se han casado y tienen poco tiempo que dedicarles. Ya no existe un grupo de amigos, sino un circulo de parejas casadas. De manera similar, la pareja sin hijos ve reducir sus relaciones con los amigos que los tienen. A veces observaciones como ¿Cuándo va a decidiros a tener familia, algo va mal. Muchos amigos y parientes parecen dar por supuesto, que tener o dar a alguien un bebé supone una prueba de amor y que no comportarse así es muestra de inseguridad o insinceridad. Sin embargo, los estudios realizados indican que, en conjunto, los matrimonios sin hijos son más estables, se muestran muchos mucho más fieles y revelan una mayor comprensión mutua que las parejas con hijos.
Un vistazo a las estadísticas de divorcios indican que el tener hijos no es garantía de la duración de un matrimonio. Por lo que se refiere al mito de que los hijos cuidarán de usted en su ancianidad, puede que haya sido cierto en otros tiempos pero en la época tecnológica actual, sus hijos se irán a vivir por lo menos a l otro lado de la ciudad, sino del mundo y podrá considerarse afortunado si los ve una vez a la semana o, en algunos casos, una vez al año. Los asilos y las salas geriátricas de los hospitales no están repletos de personas que no tuvieron hijos, sino, muy frecuentemente de quienes los tuvieron.
A algunas personas les preocupa que si se estimula ahora la gente a tener menos hijos, no habrá nadie que cuide en el futuro de los ancianos que llegarán a ser mucho más numerosas que los jóvenes. pero lo que se precisa es efectuar en los próximos viente años un total re consideración de los actitudes sociales.
¿Por qué, por ejemplo, se da por supuesto que hay que "Cuidar" de las personas de edad? Solo en nuestra cultura occidental se considera que las personas mayores han dejado ser útiles cuando han superado los sesenta años. Luego, hemos de tener en cuenta la proporción de dependencia de acuerdo con la edad; conforme a la ley de los promedios, es probable que un chico (que necesitará dieciséis años de cuidados) exija una dependencia mucho más larga que la de una persona de sesenta y cinco; no cabe, pues, que se suscite el problema de un exceso de jubilados.
A muchas parejas sin hijos se les dice que lamentarán su decisión cuando ya sea demasiado tarde para que la mujer se quede embarazada. Pero igualmente puede decirse a una mujer que acabe de tener un bebé, y cuando ya no le es posible volverse atrás, que lamentará quizá el haberlo tenido. Ambas opciones son irrevocables y ambas conducen a diferentes estilos de vida que tendrán su parte buena y su parte mala, sus alegrías y sus tristezas. Tener hijos no es garantía de felicidad y optar por no tenerlos conduce necesariamente a una vida de árido infortunio.